Durante la fase de PGS es necesario, por la seguridad medioambiental del sitio, eliminar cualquier explosivo remanente y el procedimiento adecuado es con voladuras o procesos controlados de detonación, según regulaciones nacionales e internacionales. Para ello se utilizan materiales que se consumen completamente durante las explosiones sin dejar residuos y después de la explosión se realiza un análisis para asegurar que el explosivo haya sido destruido por completo.
La detonación es necesaria para evitar la liberación descontrolada de sustancias peligrosas y mitigar el posible impacto ambiental, ya que los explosivos restantes pueden contaminar el suelo y el agua circundantes. Además, la presencia de explosivos no utilizados aumenta el riesgo de detonación accidental, lo que podría tener consecuencias graves para la seguridad de las personas y el entorno.